Como hemos sido testigos en varias elecciones, Europa pide cambio a gritos: m democracia, mayor igualdad y mejor protecci del ambiente, precisamente los objetivos por los cuales sus partidos se esmeran en alcanzar. Pero estas metas no se pueden lograr solo con palabras, ni tampoco con legislaci frente a tratados de comercio globales. Ignorar dichos acuerdos es tirar a la basura sus propias plataformas de partido y someterse a las demandas del club del uno por ciento..
En el caso de estos son columnas de aire con altas velocidades cuyo extremo inferior est en contacto con la superficie de la tierra y el superior con una nube cumulonimbus, considerada la madre de estas al ser la m grande y poderosa existente en la atm El viento en un tornado circula en forma de remolino con da circulares en objetos, vegetaci e infraestructuras.Si ocurre en el mar resulta una tromba marina, como las avistadas al norte de Ciego de y Mayabeque en la tarde del mi 20 de marzo. Si pasa del mar a la tierra se clasifica como tornado, y si no llega a tocar superficie es lo que se conoce popularmente como rabo de nube.El 29 de enero pasado ocurri uno de gran intensidad en la capital cubana, aunque el m grande de los que ha sacudido el pa se registr en 1940 en Bejucal. En 1999 hubo uno en la localidad cienfueg de Pedroso, ocurrido en Cruces, en ese propio a que lleg a virar un tractor y una guagua.
Torres acusó al Gobierno canadiense de pasar de permitir la caza de 60.000 a 328.000 focas, lo que calificó la decisión de «prepotente» y de contribuir a una «catástrofe climática». Además, sealó que esta práctica no está motivada por motivos económicos, ya que el montante económico que supone asciende a ocho millones de dólares, dividido entre 10.000 pescadores. «Hace unos aos alguien ofreció donar esa cantidad para que se dejaran de motar las focas, pero no entraron en razón.
Convendría, entiendo, que la oposición deje de considerar como un elemento positivo para su avance electoral los reveses en el proceso de paz con ETA, por mucho que esos reveses respondan, en buena medida, a torpezas y errores de cálculo del Gobierno. Un Gobierno que parece embebido en una cuestión a la que ha convertido en eje central de su política. Y, en fin, como decía el juego de palabras con el que titulaba esta crónica (sugerido por un dirigente del PP vasco), ahora mismo no se sabe si el Gobierno ‘bai’ o viene, dice ‘sí’ o ‘no’, o quizá, o hasta luego.
La dificultad est en que la nueva generaci de ciudadanos m presionan hacia un cambio de cultura, a una adaptaci de la funci p con modalidades de gesti que ser cada vez m compartidas y cogestionadas junto a los ciudadanos. Es frecuente escuchar que las nuevas tecnolog han potenciado las formas de participaci ciudadana en el qu hacer p Pero la participaci ir mucho m all de la posibilidad de estar informados o de poder pedir un turno en una oficina p con el dispositivo m Las ciudades y sus gobiernos m se mover hacia sociedades en las cuales cada vez m gente estar invitada y dispuesta a coparticipar de la gesti p El ciudadano m querr ser como el ciudadano de Upplands V en Suecia que recibe mejores servicios a partir del uso de sus dispositivos m como por ejemplo participar de la gesti de los problemas de la ciudad. El ciudadano m querr ser como el ciudadano de Barcelona que tiene una aplicaci para sus recorridos en bicicleta por la ciudad y toda la informaci que necesita segmentada para aprovechar todo lo que la ciudad le ofrece..